La Dama

A veces sólo tienes que proponerte el hacer un mejor domingo y vivir un poco. Sin embargo, aunque hay innumerables lugares gastro en el centro de la ciudad, no se puede negar que la vida real de Barcelona se encuentra en la difícil zona alta. Y confía en mí, compañero gastronauta, La Dama es el destino perfecto para degustar el sabor de la vida burguesa.

El restaurante está situado en el entresuelo del primer piso de la espectacular Casa Sayrach, una obra maestra arquitectónica completada en 1918 y uno de los últimos hurrahs del movimiento modernista. De hecho, cuando el portero te acompaña por el adornado vestíbulo, que resplandece con su mosaico colorido, madera sinuosa y piedra retorcida, es difícil creer que no fue diseñado por el mismo Gaudí.

La Dama ha existido desde hace tiempo. Fue un faro para bon vivants durante gran parte de los años 80 y 90. Sin embargo, en 2016 se le dio una nueva vida cuando fue tomada por Mariana Izasa y el artista Peter Cauro.

El espacio recién renovado es sensual y seductor, con papeles pintados suntuosos, ricos tonos de oro y carmesí en contraste con toques de madera vieja. Hay un aire de, como un speakeasy para los glitterati. Las paredes están cubiertas de obras de arte, desde piezas más clásicas hasta piezas coloridas de pop art, algunas de las cuales, Peter explica con orgullo, "fueron creadas especialmente para el restaurante". Es diferente. Es único. Es especial.

Los espejos de estilo brasería y las vibraciones del viejo mundo hacen alusión al menú franco-mediterráneo, que es la creación del chef Edouard Deplus, ex alumno de la venerada escuela culinaria de Paul Bocuse. Los platos cambian con las estaciones, pero se puede esperar entrantes coloridos como carpaccio de res con encurtidos y chimichurri, y el arenque ahumado con patata y manzana. Carnes y pescado de alta calidad con salsas y verduras frescas. Disfrute de una parrilla de costillas o solomillo o prueba un mixto "plato del mar" para un sabor gratificante del océano. La excelente carta de vinos ofrece todo tipo de golosinas de España y Francia. El personal parece saber bastante, así que no tengas miedo de pedir recomendaciones cuando pidas una botella.

Guárdese un rinconcito para delicias creadas por el chef de repostería. Y asegúrese de sentarte en un taburete en la brillante barra en la salida, donde se puede disfrutar de un cóctel clásico mientras se codea con la alta sociedad de la ciudad.

Conclusión

La Dama es uno de esos lugares que realmente presta atención a los detalles más finos. Desde la calidad del pan (y la mantequilla) hasta el servicio de primera clase, todo ha sido cuidadosamente considerado para poner al cliente en el centro de la experiencia. La comida es fresca e interesante, muy bien cocinada sin ser demasiado exigente o pretencioso. Y luego, por supuesto, está el hecho innegable de que este es, sin duda, uno de los más bellos comedores de Barcelona.

#ladamabarcelona

By Ben Holbrook http://www.driftwoodjournals.com